miércoles, 11 de noviembre de 2009

Dos palabras

Esta noche al oído me has dicho dos palabras
comunes. Dos palabras cansadas
de ser dichas. Palabras
que de viejas son nuevas.

Dos palabras tan dulces que la luna que andaba
filtrando entre las ramas
se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
moverme para echarla.

Tan dulces dos palabras
que digo sin quererlo ¡oh, qué bella la vida!
Tan dulces y tan mansas
que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.

Tan dulces y tan bellas
que nerviosos, mis dedos,
se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
cortar estrellas.

[A. Storni]

viernes, 2 de octubre de 2009

Me asomo y veo una enorme brecha bajo mis pies. Es tan profunda que no veo el fondo, sólo una espesa negrura. No, no voy a volver a saltar a la oscuridad por mucho que ella me atraiga, no se van a romper más mis alas. Voy a remontar el vuelo y subir hasta las nubes, el sol me acariciará con sus rayos. Volaré hasta lo más alto.

martes, 29 de septiembre de 2009

lunes, 28 de septiembre de 2009

Respirando...

¿Has sentido alguna vez que te falta el oxígeno? ¿Como cuando a un pez lo sacas del agua y se asfixia? Es curioso. Estos últimos días a mi cuerpo le pasan cosas así. La sensación es la de tener una presión o un peso sobre el pecho que no te deja respirar con normalidad y tienes que pegar con frecuencia grandes bocanadas de aire para sentirte mejor, sentir que respiras. Y, en teoría, soy feliz, si no plenamente, sí bastante. Intenté escapar y escapé. Una nueva vida despuntaba antes mis ojos. Todo era magnífico y aunque lo sigue siendo, tengo muy presente que nada es perfecto. La perfección no existe. No existe esa persona perfecta que todos buscamos. No existe la felicidad absoluta. La perfección es únicamente un concepto, un concepto ideal, como diría el viejo Platón. Siempre están esas pequeñas cosas que ensombrecen un poco nuestro caminar por la vida. En fin, espero encontrar a alguien que me entienda y no me tome por loca. Últimamente mi buhardilla es una mezcla disparatada de sabores, desde el más dulce hasta el más agrio.
Necesito relajarme y poder ser yo misma sin que nadie ni nada me ponga freno ni barreras ni límites, así sí que podré respirar con normalidad y estar sonriendo sin parar las 24 horas del día.

martes, 22 de septiembre de 2009

¿Fuerte y sin las cosas claras?

“Tus enfrentamientos con la incertidumbre te harán más fuerte”, dice mi galleta de la fortuna hoy. No ha podido ser más atinada la fórmula que rige la aplicación del “feisbuk”. ¿Cómo enfrentarnos a situaciones en las que hay puntos aún por definir? ¿Puntos que nos crean la mayor angustia porque es algo necesario para nosotros el tenerlos claros para avanzar con firmeza en el camino? Pero no me había dado por pensar que quizá continuar adelante con estas dudas, con este sentimiento continuo de alerta como el funambulista por la cuerda floja, puede que nos haga más resistentes a la tempestad e incluso más seguros de nosotros mismos. No sé, es otra manera de ver las cosas diferente a la que, en mi opinión, es más común defender: “No puedo caminar sin tener cada cosa colocada con precisión en su supuesto sitio”.
Hay ocasiones en las que asumimos riesgos y apostamos fuerte por personas (o no, tal vez sea por otro tipo de cosas…) donde nos exigimos a nosotros mismos (hasta el punto de la tortura) que todo tiene que salir bien y ser perfecto. Pero, ¿dependen completa y únicamente estas situaciones asumidas de nosotros? ¿Somos conscientes al 100% de lo que estamos haciendo (y conocemos al completo a la otra persona implicada)? No, pero no porque esto sea así debemos estar inseguros y sufrir por miedos infundados que nacen porque sí en nuestra cabeza por cualquier motivo. Y aquí es donde entra la filosofía de la galleta: podemos elegir vivir a medias debido a las dudas que nos asaltan o dejarnos llevar prescindiendo por el momento de aquello que habíamos considerado fundamental (y que tal vez no lo sea) y que posiblemente será aclarado, sólo hay que tener paciencia e intentar ser feliz con lo que tenemos que, por poco que sea, todo es exprimible. Podemos hacernos fuertes de la incertidumbre que nos invade o debilitarnos con nuestros miedos e inseguridades y echarlo todo a perder. Es decisión nuestra. Yo, hoy, decido hacer caso a la galleta.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Desempolvando sueños...


A ti.


Llueve fuera. Estoy escondida esta noche fresca del verano coleante en mi buhardilla. Por la pequeña ventana miro al cielo y lo iluminan las farolas de la calle. Huele a mojado. Desde aquí, en esta nostálgica noche, te añoro. Añoro tu respirar tranquilo cada noche a mi lado. El calor que tu cuerpo transmite al mío cuando siento la fresca del amanecer. Tus caricias al despertarme y tu beso de buenos días. Sí, no pensé que fuera a reconocerlo tan temprano, pero te extraño. Me haces falta cerquita. Tus miradas dulces como la miel y tus manos suaves asiendo las mías. Tu risa contagiosa y tus intentos para hacerme cosquillas. Nuestras conversaciones sin sentido, nuestros juegos nocturnos... Te echo de menos y cuento los minutos que quedan para poder sentirme entre tus brazos. Qué fortuna la mía al conocerte. Qué locura más deliciosa entregarme a ti. A ti, a ti entero, a todo tú, te añoro.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Silencio.

Se me han acabado las palabras.
He dejado de atreverme a romper el silencio.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Mateo 7:5

¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

domingo, 26 de julio de 2009

Arriesgarse...

Se ilumina esta noche el cielo en la ciudad del fuego. Aquí, sola y lejos de la gente a la que quiero, llora mi corazón y me pregunto si, realmente, el miedo o las dudas son capaces de apoderarse de nosotros y llevarnos a dejar escapar algo que pensamos que puede que merezca la pena. Es difícil ser valiente, es difícil asumir los riesgos y luchar por algo prácticamente desconocido. Me venía a la cabeza una composición que escuché una vez hace muchos años, pero que me llegó muy dentro. Y dice que:

Llorar es arriesgarse a parecer sentimental.
Acercarse a otro ser es arriesgarse a comprometerse.
Mostrar emoción es arriesgar que se te conozca.
Someter a la gente tus ideas y sueños, es ponerlos en riesgo.
Amar es correr el riesgo de no ser correspondido.
Vivir es arriesgarse a morir.
En toda esperanza hay el riesgo del desespero.
En todo intento, el riesgo de fracasar.
Pero los riesgos se han de tomar,
porque el mayor peligro en esta vida
es no arriesgar nada.
Porque el que nada arriesga
nada hace, nada tiene, nada es.

Y es que es verdad, ¿qué es la vida si no una sucesión de riesgos que decidimos tomar o declinar? Es imposible vivir sin asumirlos y ser perseverantes para conseguir nuestras metas, a ciegas, al cincuenta-cincuenta o con mayor probabilidad de fracasar que de vencer. Y si se pierde, somos seres capaces de superar el dolor y recomponernos para seguir en la guerra. Que me digan a mí si hay alguien que no haya tenido hostias en la vida que le han dejado tiritando por más o menos tiempo... no existe la vida perfecta, no existe la seguridad absoluta en el camino... Pero yo digo y diré siempre que prefiero arriesgarme y lanzarme a por algo, que estar arrepintiéndome el resto de mi vida por no haber sido valiente aquella vez.

martes, 21 de julio de 2009

Reflexiones de una loca cuerda.

"Niñatoooo", decía una mocosa esta mañana a quien, supongo, era su hermano. Me pregunto muchas veces qué piensa un niño pequeño cuando dice una palabra fea, sea palabrota o simplemente malsonante. Los adultos y los jóvenes tan machotes que somos, las disparamos a discreción sin pensar ni un sólo momento si con ello estamos ofendiendo a alguien y sin pensar siquiera si no podríamos recurrir a otros sinónimos de estos tacos que nuestra rica lengua nos ofrece que fueran más apropiados para nosotros, personas con una supuesta educación.
Esta tontería me llevaba a pensar en cómo se encuentra (a cualquier nivel ético o moral) la sociedad en que vivimos, en que nos movemos y desenvolvemos diariamente. Y es que hace días que me encuentro bastante sola y me da por analizar cualquier cosa. ¿Cómo hemos llegado a este punto de amoralidad y libertinaje? Ni siquiera en los lugares de trabajo, supuestamente formales, se dirigen las personas unas a otras con educación… Que si el jefe me ha dado voces, palabrotas como si nada, malas formas, sonarse los mocos sin un mínimo de discreción (es que lo estoy escuchando ahora mismo y se me está revolviendo el desayuno).
Ayer, sin ir más lejos, cuando iba hacia el trabajo de buena mañana, me encontré a un tío desnudo al completo; bueno, miento, llevaba puestas unas zapatillas deportivas… El mundo está lleno de dementes que pasan por personas normales. Lo que me asombra profundamente es cómo es posible que esta sociedad se esté sosteniendo con la cantidad de basura de la que se compone. Y yo me incluyo como arrojadora de locura e incluso a veces falta de ética, aunque me hace sentirme algo mejor ser capaz de reflexionar sobre esto de vez en cuando.
¿Cómo sobrevivir a una sociedad llena de vicios, falsedad, corrupción, y demás componentes que se nos puedan ocurrir, todo ello enmascarado por una capa de “Todo va estupendamente. ¡Qué felices somos!”? ¿Cómo sobrevivir a una sociedad llena de gente sin equilibrio anímico alguno, puestos hasta las orejas de ansiolíticos y antidepresivos a los cuales todo parece irles mejor imposible? Es por eso que a veces me dan ganas de escapar e irme a un lugar tranquilo donde no haya nadie más que yo, mi conciencia y la Naturaleza. Claro que, siendo realistas, eso es imposible y no nos queda otro remedio que ser un bicho social más, implicado en todos, o si no todos la gran mayoría, los asuntos que conforman esta sociedad del siglo XXI.
Vivir entre animales de costumbres cuyo raciocinio parece al borde de la extinción. Sí, hoy me meto con la sociedad actual porque, aunque pertenezca a ella, soy una mujer inconformista y ambiciosa que siempre está buscando ese algo más escondido tanto en las pequeñas como en las grandes cosas. Podría profundizar mucho más, lo sé, pero el que tenga oídos para entender que entienda. Hale, ahí queda eso.

jueves, 2 de julio de 2009

Desengaños quitan pasiones.

La mire por donde la mire, pienso que es una gran frase. Y es que no se puede confiar ciegamente en nadie, ni esperar grandes (e incluso a veces pequeñas) cosas de quien esperabas que respondiese, porque a la menor y sin comerlo ni beberlo, ¡pum!, desencanto absoluto. He pasado por algo así hace muy muy poco. Recogía mi mochila ilusionada: volvía a casa sin avisar a nadie, en plan sorpresa. Volvía a casa después de dos meses lejos, añorando a mi familia, a mis amigos, a mis montañas... E iba metiendo en ella toda la ilusión de volver a ver a aquéllos que supuestamente me echaban de menos a mí también. Pero qué desilusión al llegar y únicamente notar sorpresa al llamar y decir que estaba aquí, porque apenas nadie ha respondido después. Sabían que estaba aquí y la sensación que yo tenía era que, pese a llevar fuera dos meses, era como si sólo hubiera estado fuera unas horas, y todo el mundo siguiese su habitual ritmo de vida sin interesarse siquiera por cómo me había ido todo este tiempo; porque aunque se habla por teléfono, muchas cosas quedan en el tintero y faltan las miradas, los gestos, la magia de estar cara a cara... Nada. Sin respuesta. Me arriesgaría a decir que, incluso, no es como si hubiese estado fuera unas horas y volver, no, es como si hubiese estado fuera unas horas y además la situación hubiera cambiado radicalmente. Noté falta de cohesión, de complicidad... me hace pensar que ya no pertenezco tanto a ese sitio y que estoy un poco en medio de ninguna parte, porque sí, estoy muy bien en mi nueva ciudad, pero aún me queda para adaptarme al 100%. Al fin y al cabo, sigo estando sola y entablar buenas relaciones con la gente, por muy abierta que ésta sea, lleva su tiempo. Claro que no todo fue malo ya que la reacción de mi familia al saber que estaba en casa fue brutal y la reacción de una o dos personas más fue similar, así que decidí quedarme con eso. Pero claro, la ilusión que metía en mi mochila el día previo a volver se esfumó al abrirla en casa y he vuelto al este con el corazón lleno de una rara mezcla de sentimientos de los que una buena parte es rabia, otra un enorme desengaño y otra de dulzura porque ahora sí que sé quiénes están realmente ahí. [[A vosotros, y como suelo decir, vosotros sabéis quiénes sois, os quiero y os llevo en mi corazón como el más preciado de mis bienes.]]

miércoles, 3 de junio de 2009

Me niego a perder nada más

Se me han caído por el camino trocitos de vosotros. Pequeñas cosas de un valor incalculable, desde la más pequeña sonrisa hasta una pulsera con rubíes, regalo de alguien muy querido.
Encontré un nuevo camino por el que avanzar, pero pasa el tiempo y veo que tengo que sacrificar ciertas partes de mí que una vez, y no hace mucho, me resultaban esenciales para estar bien.
Lo que me planteo ahora es si, siendo normal el hecho de que ciertas cosas desaparezcan, debo asumir el cambio porque no me queda otra y conformarme con los pequeños recuerdos que quedan, siguiendo adelante en el sendero o, de otro modo, luchar por conservar sumamente vivas esas cosas que tienden actualmente a caer en el olvido y así avanzar. Es complicado llevar a cabo la segunda opción estando aquí sola porque una parte de mí (hasta ahora desconocida) que cada vez pesa más, inclina la balanza gradualmente a aceptar que mi vida ha cambiado y a guardar los recuerdos que tengo únicamente como lo que son, recuerdos, sin seguir o intentar vivir de ellos. Cuando llegué aquí, tenía el corazón en mi anterior vida y el cuerpo en la nueva que ante mí se abría. No ha pasado tanto desde que llegué, pero veo que he encajado como un guante aquí y se me olvida el hecho de hacer un hueco en el tiempo para volver a casa. Sin embargo, me niego a perder nada más, me quedo con lo que hoy tengo. Guardaré todo en cajoncitos rellenos de suaves trozos de algodón para no se dañe nada lo más mínimo; con eso me quedo: con esos trocitos vuestros. Y es que, aunque lejos y en silencio, quiero que sepais que tenéis un lugar muy especial en mi corazón (que aunque no lo parezca, no es de hielo todo el tiempo), y que soy lo que hoy soy por todo lo que he vivido con vosotros, porque me he ido nutriendo de eso durante muchísimo tiempo. Ahora, aunque esa vieja etapa quede atrás y tenga una nueva por delante, quiero que os quede claro eso. Ahora me llenan otras cosas, otra gente, otros lugares... pero nunca olvidéis que os quiero. ^^



lunes, 4 de mayo de 2009

Sweet, sweet happiness!

Dijo una vez un dramaturgo noruego:

¡Qué cosa tan extraña es la felicidad! Nadie sabe por dónde ni cómo ni cuándo llega, y llega por caminos invisibles, a veces cuando ya no se la aguarda.

Y ¡qué razón tenía! Hoy, después de tanto tiempo, me siento feliz. Ya era hora, leñe.


domingo, 3 de mayo de 2009

Amanecer

Hoy me despertó una luz naranja. Las 6.42, amaneciendo en Valencia. Salí al balcón y lo vi: el amanecer. Volví a mi cama, cálida y suave; me envolvieron las sábanas con olor a montaña. Lejos de vosotros, pero cerca, porque es el mismo sol el que vemos, aunque cada día sea diferente. Ya ha empezado mi vida nueva y os dejo atrás, pero os quiero. Y aunque pasen veinte siglos más, seguiré haciéndolo. Nada ni nadie hará que os olvide. Familia mía, amigos míos, sois todo para mí. Come what may, i will love you until the end of time!

martes, 14 de abril de 2009

Ya me despido...

Y ahí está. A la vuelta de la esquina: el momento de mi partida. Puede que suene paradójico con todas las ganas de volar que tengo, pero me embriaga un dulzón sentimiento de nostalgia que me quita un poco el anhelo de marchar. Sé que lo tengo que hacer, que es la oportunidad de mi vida, ¡mi gran deseo va a cumplirse!, pero aún así, es duro despegarte de tu sitio para ir a otro en el que tienes que empezar de cero tú solo, y más de una manera tan inesperada y temprana. Pero lo conseguiré. Eso sí, espero el apoyo de aquéllos a quienes verdaderamente importo, porque llevo unos días en los que me siento un poco sola... no sé, todo esto es tan... extraño. No puedo explicarme; imagino que las personas que ya hayan dado el paso definitivo de irse para no volver y empezar una nueva vida habrán sentido algo parecido. Pero quería dejarlo aquí plasmado: me va a doler mucho dejar todo lo que tengo ahora mismo atrás; a toda mi gente, mis amigos (vosotros sabéis quiénes sois realmente), mi familia, mi barrio, el "pipol", las montañas... ¡ay mis montañas!... ¡qué de cosas voy a echar tantísimo de menos! Sólo espero que la vida me sonría y las cosas no sean demasiado difíciles allí hacia donde voy... Empieza mi viaje, y aunque espero volver periódicamente, no me queda más remedio que despedirme... Hasta pronto, vida vieja y bienvenida vida nueva...

jueves, 26 de marzo de 2009

Echando a volar...

¿Por qué contentarnos con vivir a rastras cuando sentimos el anhelo de volar?
[Helen Adams Keller]

lunes, 16 de marzo de 2009

Nuestro ánimo se inclina a confiar en aquellos a quienes no conocemos por esta razón: porque todavía no nos han traicionado.

[Samuel Johnson (1709-1784) Escritor inglés.]

jueves, 12 de marzo de 2009

Una puerta abierta

Y fue entonces cuando, creyéndose perdida, se abrió una puerta en el camino. Cuando estaba aún buscando el norte, mareada porque nada dejaba de girar a su alrededor, buscando el candil que iluminase su sendero, se abrió una puerta sin previo aviso. Pero era una puerta conocida, y mucho, una puerta que creía cerrada para siempre, incluso vetada. Un golpe de aire fresco le hizo girarse en esa dirección y decidió encaminarse hacia esa nueva oportunidad que la vida le brindaba, porque algo tenía que significar que, una puerta cerrada durante tanto tiempo a cal y canto por el daño que había sufrido, volviera a abrirse y le invitase como en susurros a lanzarse hacia allí. De hecho, le ofrecía cumplir su mayor sueño de futuro, le ofrecía convertir su sueño en realidad. No podía resistirlo.
En menos de una semana, su vida empezaba a tomar un nuevo sentido que le hacía irradiar una intensa luz que hasta le producía ser más bella a los ojos del mundo. No es porque ella se sintiera más bella, sino que las personas de su alrededor se lo habían dicho. Nada era seguro, no estaba todavía seguro el que pudiera introducirse por esa puerta, pero las simples ganas y la ilusión le hicieron ver que la vida, a veces, también sonríe. Una de cal y una de arena.
Dicen que cuando una puerta se cierra, se abre otra, pero jamás esperó que se abriera tan pronto. Dejar atrás su pasado, empezar una nueva vida porque ella así lo deseaba, sin ningún otro condicionamiento... Era la hora de dejar de sufrir y quererse a sí misma, porque llevaba muuuucho tiempo descuidándose. Y ese momento había llegado. Decidida a luchar por ello y, por supuesto, con los pies en la tierra, tomó aire, decidió arreglar asuntos del pasado y comenzar a caminar hacia su sueño. Y así es, allá va, con sus cabellos mecidos por ese nuevo viento, con una energía irradiante desde lo más profundo de su ser, feliz (al menos en este momento). Con ganas de decirle al mundo que ella lo vale y que todos merecemos alcanzar nuestras metas y que, tarde o temprano, la vida te da la oportunidad de conseguirlas y, siendo valientes y serenos, nada es imposible de alcanzar. Absolutamente nada.

lunes, 9 de marzo de 2009

De vuelta a la soledad

Vuelvo a estar sola. Y me duele el corazón, porque es difícil hacer desaparecer los sentimientos por alguien que a partir de ahora sólo va a ser tu amigo. Sentí su mano en la mía por última vez ya hace tiempo; entonces, de repente, dejé de sentirla y supe que el final estaba cerca, tal vez demasiado. Se me ha roto el corazón, y llevará tiempo que se cure. Lo di todo hasta el final, eso que nadie lo dude. Le voy a echar de menos, porque nada va a ser como lo fue antes. Y desde aquí, desde mi buhardilla, si él entrase alguna vez a visitarme, quisiera que lo supiese. Ha sido un pequeño tiempo muy intenso y que me ha dejado huella. Es maravilloso haber podido compartir todos esos momentos con él. De lo malo me olvido y me quedo con lo bueno, por eso del buen sabor de boca. No me arrepiento de nada, hice todo lo que me dictaba el corazón, tanto en los buenos como en los malos momentos. Deseo lo mejor para él y lo mejor para mí. Tal vez en un futuro lejano nuestros destinos vuelvan a cruzarse y entonces sea para siempre, ¿quién sabe? De cualquier forma, siempre nos quedará París.
Y de ahora en adelante, me amaré a mí misma y disfrutaré sin él de lo que la vida me ofrezca, lejos o cerca, eso ya no importa. Gracias a todos los que me apoyáis. Gracias a él por haberme amado un poquito, a su manera. Gracias a todos por formar parte de mi vida. Gracias y con un objetivo: para adelante.

martes, 3 de marzo de 2009

Elegí ser yo quien tomase las riendas de mi destino, la brújula que marcaría mi rumbo, pero no sé qué ha pasado, porque las agujas de la brújula se han puesto a girar y desafortunadamente ¡he perdido mi norte! ¿Me ayudas a encontrarlo?

miércoles, 18 de febrero de 2009


Yo o las circunstancias: Elijo ser yo quien toma las riendas de mi destino, la brújula que marca mi rumbo.

martes, 3 de febrero de 2009

Lluvia

El agua golpea los cristales de mi ventana. Lloran mis ojos al compás del cielo porque mi luz se está extinguiendo. Rememoro tiempos pasados en los que todo fue mejor y se me encoge el corazón de rabia porque esos momentos se han perdido. No sé qué va a pasar. Hace mucho frío esta noche en mi buhardilla. Los que estaban cerca de mí, se han alejado y aunque intento volver a acercarme a ellos, a veces no me veo con fuerzas para conseguirlo. Tengo el alma dolorida, ojalá se me quedara dormida y me sintiera flotar en mi universo. Confío en que las cosas mejoren a partir de ahora, aunque no tengo ni idea de por dónde empezar, creo que aún me queda algo de fe y algo de esperanza. Aunque nadie cuide de mí, me he dado cuenta de que debo cuidarme a mí misma, porque me tengo un tanto abandonada. Sigue lloviendo y mi mente no encuentra la paz que añora. Esta indecisión me hace sentir sumamente impotente porque no sé qué puedo hacer. Lloran mis ojos al compás de cielo y anhelan un rayo de luz que me llene de calor para dejar de tener frío. Busco mi luz interna, sin nadie que me ayude. Quiero volver a brillar con luz propia y aunque ahora me vea tan débil y desorientada, confío en que la encontraré algún día no demasiado lejano. Quiero volver a brillar, quiero volver a sentirme bella. Quiero que mis ojos lloren como lo hace el cielo esta tarde, pero de alegría y no como hoy de pena.

jueves, 8 de enero de 2009

Un candil, por favor

Perdida. Atrapada en el recorrido de un muro infinito que me rodea, busco la brecha que me proporcione el acceso a la luz. Sin rumbo, trastabillando en cada paso sin nadie que me indique el camino. No sé cómo escapar, esta fortaleza me rodea. No hay nadie en la aldea que estas murallas encierran y cada vez me desespero más. Me pregunto si seré capaz de encontrar la salida a esta aparente espiral que me consume. Me pregunto si encontraré algún día el camino. Estoy cansada porque desde hace un tiempo, ya demasiado largo, busco el camino que me guíe a mi destino. No sé por dónde ir porque todo es desconcertante: un día es para allá y al siguiente el sentido es el opuesto. Estoy cansada de escribir metáforas sobre mi vida y no saber con certeza hacia dónde me dirijo. Ni quesos ni ranas me ayudan.
Encontré la luz de una estrella, es la estrella del atardecer, pero, ¿qué pasará si su luz se esfuma? Titila en un lejano horizonte y a veces parece que su luz va a extinguirse para siempre y me da tanto miedo, tanto tanto miedo... ¿Dónde está mi camino? ¿Hacia dónde apunta mi destino? Sólo percibo neblina a mi alrededor a parte del muro musgoso cuya trayectoria mis frías manos persiguen ansiando la puerta que me guíe a la salida. Todo esto es inconcluso, lo sé, y mi corazón es como un recipiente de barro con grietas que al poco de llenarse se vacía. Es doloroso el vacío, el no sentir nada, más aún cuando aquellos que te perciben en la oscuridad te tienden la mano y no atinas a agarrarla para que te saquen de tu ceguera. Es doloroso, sí, mucho. Porque te sientes egoísta y poco luchadora cuando esto pasa, porque lo intentas... pero tus intentos son infructuosos. Por favor, que alguien me regale un farol con suficiente aceite para guiarme y que no se consuma dejándome a oscuras de nuevo en medio del camino, y también, ya puestos a pedir, una buena brújula que me indique dónde está el norte en esta vieja fortaleza de donde no tengo otro objetivo que mi corazón me indique para escapar. Sé que mi nueva trayectoria está muy muy cerca, sólo necesito que alguien o algo o lo que sea me ayude a encontrarla. Mi trayectoria, mi nueva vida. Siempre reteniendo lo bueno y desechando lo malo del pasado aunque habiendo aprendido de los errores pasados cometidos. Sé que está ahí. Lo sé. Ahora mi pregunta es, ya sin paciencia alguna, ¿la encontraré algún día?