martes, 11 de mayo de 2010

Esa dulce danza...

Te miro, me miras. Te aproximas lentamente a mi boca que, por instinto, se entreabre y nuestras lenguas juguetean. Recorres con tu mano mi espalda, como si contases mis vértebras con una sensualidad infinita, y siento un fuego invisible que se enciende, que me envuelve y que me quema. Tu olor me embriaga como un dulce vino y me siento poseída por esa pasión desenfrenada que me impulsa sin remedio a entregarme a ti, a que me hagas tuya. Es entonces cuando dejo de ser yo, cuando nos fundimos el uno en el otro, y todo lo que nos rodea se desvanece. Es entonces cuando nuestros cuerpos se entregan a la danza del amor con ese ritmo coordinado como los violines de una orquesta. Y juntos llegamos a lo más alto, allá donde las almas se tocan, y yacemos después entrelazados, exhaustos, respirándonos el uno al otro. Contigo me siento completa. Y escuchando cómo late tu corazón duermo ya, duermo.

martes, 4 de mayo de 2010

Tan lejos a mi lado (II)

[Piensa ella]: " Si tan sólo se girase y me diera un abrazo, sin decir nada, eso sería suficiente para reconfortarme. Es mi compañero y a veces me siento como una desconocida a su lado. Ve que estoy aquí, que hay algo que no va bien y no me pregunta, hace como si no pasara nada. Por eso me alejo, para no salpicarle, porque he decidido que no quiero hacerle daño con las cosas que se me pasan por la cabeza. Aunque es tan duro tenerle a 20 cm. y sentirme tan sola... Me invade una inmensa tristeza y parece como si al aire le costase llenar mis pulmones y hasta me hace daño. No quiero volver a pensar. Lo he decidido. Sé que es imposible, pero este fútil instante de rebeldía me tranquiliza." [Y, finalmente, se queda dormida, con una pequeña marca de lágrimas en su lado de la almohada.]

Tan lejos a mi lado.

[Piensa él]: "Está a mi lado, a la vez tan cerca y a la vez tan distante. Siento su respirar triste, inspirando con fuerza a cada poco como para aliviar un poco el pesar que le oprime el pecho. Intuyo aunque estamos a oscuras que llora en el más profundo de los silencios. Ojalá pudiera darle mi consuelo, pero su coraza es gruesa y no me deja acercarme más de lo que ella considera lo máximo. No me rechaza, pero no hace nada por que le dé los mimos que sé que tanto le gustan. Intenté abrazarla con mis palabras, pero tampoco eso funcionó. Hoy está lejos y no puedo hacer otra que dejar que se recupere vuelva a querer estar cerca de mí y fundirse conmigo en un abrazo y un dulce beso antes de dormir."