martes, 29 de septiembre de 2009

lunes, 28 de septiembre de 2009

Respirando...

¿Has sentido alguna vez que te falta el oxígeno? ¿Como cuando a un pez lo sacas del agua y se asfixia? Es curioso. Estos últimos días a mi cuerpo le pasan cosas así. La sensación es la de tener una presión o un peso sobre el pecho que no te deja respirar con normalidad y tienes que pegar con frecuencia grandes bocanadas de aire para sentirte mejor, sentir que respiras. Y, en teoría, soy feliz, si no plenamente, sí bastante. Intenté escapar y escapé. Una nueva vida despuntaba antes mis ojos. Todo era magnífico y aunque lo sigue siendo, tengo muy presente que nada es perfecto. La perfección no existe. No existe esa persona perfecta que todos buscamos. No existe la felicidad absoluta. La perfección es únicamente un concepto, un concepto ideal, como diría el viejo Platón. Siempre están esas pequeñas cosas que ensombrecen un poco nuestro caminar por la vida. En fin, espero encontrar a alguien que me entienda y no me tome por loca. Últimamente mi buhardilla es una mezcla disparatada de sabores, desde el más dulce hasta el más agrio.
Necesito relajarme y poder ser yo misma sin que nadie ni nada me ponga freno ni barreras ni límites, así sí que podré respirar con normalidad y estar sonriendo sin parar las 24 horas del día.

martes, 22 de septiembre de 2009

¿Fuerte y sin las cosas claras?

“Tus enfrentamientos con la incertidumbre te harán más fuerte”, dice mi galleta de la fortuna hoy. No ha podido ser más atinada la fórmula que rige la aplicación del “feisbuk”. ¿Cómo enfrentarnos a situaciones en las que hay puntos aún por definir? ¿Puntos que nos crean la mayor angustia porque es algo necesario para nosotros el tenerlos claros para avanzar con firmeza en el camino? Pero no me había dado por pensar que quizá continuar adelante con estas dudas, con este sentimiento continuo de alerta como el funambulista por la cuerda floja, puede que nos haga más resistentes a la tempestad e incluso más seguros de nosotros mismos. No sé, es otra manera de ver las cosas diferente a la que, en mi opinión, es más común defender: “No puedo caminar sin tener cada cosa colocada con precisión en su supuesto sitio”.
Hay ocasiones en las que asumimos riesgos y apostamos fuerte por personas (o no, tal vez sea por otro tipo de cosas…) donde nos exigimos a nosotros mismos (hasta el punto de la tortura) que todo tiene que salir bien y ser perfecto. Pero, ¿dependen completa y únicamente estas situaciones asumidas de nosotros? ¿Somos conscientes al 100% de lo que estamos haciendo (y conocemos al completo a la otra persona implicada)? No, pero no porque esto sea así debemos estar inseguros y sufrir por miedos infundados que nacen porque sí en nuestra cabeza por cualquier motivo. Y aquí es donde entra la filosofía de la galleta: podemos elegir vivir a medias debido a las dudas que nos asaltan o dejarnos llevar prescindiendo por el momento de aquello que habíamos considerado fundamental (y que tal vez no lo sea) y que posiblemente será aclarado, sólo hay que tener paciencia e intentar ser feliz con lo que tenemos que, por poco que sea, todo es exprimible. Podemos hacernos fuertes de la incertidumbre que nos invade o debilitarnos con nuestros miedos e inseguridades y echarlo todo a perder. Es decisión nuestra. Yo, hoy, decido hacer caso a la galleta.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Desempolvando sueños...


A ti.


Llueve fuera. Estoy escondida esta noche fresca del verano coleante en mi buhardilla. Por la pequeña ventana miro al cielo y lo iluminan las farolas de la calle. Huele a mojado. Desde aquí, en esta nostálgica noche, te añoro. Añoro tu respirar tranquilo cada noche a mi lado. El calor que tu cuerpo transmite al mío cuando siento la fresca del amanecer. Tus caricias al despertarme y tu beso de buenos días. Sí, no pensé que fuera a reconocerlo tan temprano, pero te extraño. Me haces falta cerquita. Tus miradas dulces como la miel y tus manos suaves asiendo las mías. Tu risa contagiosa y tus intentos para hacerme cosquillas. Nuestras conversaciones sin sentido, nuestros juegos nocturnos... Te echo de menos y cuento los minutos que quedan para poder sentirme entre tus brazos. Qué fortuna la mía al conocerte. Qué locura más deliciosa entregarme a ti. A ti, a ti entero, a todo tú, te añoro.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Silencio.

Se me han acabado las palabras.
He dejado de atreverme a romper el silencio.