viernes, 31 de octubre de 2008

El hada con las alas rotas

Soy un hada con las alas rotas. Se me quebraron esta mañana cuando ya volaba alto. Y caí, caí al vacío. Estaba tan alto que no veía el sucio suelo, y me dolió más que nada la caída, porque volaba alto cerca de la luz y ahora todo está oscuro de nuevo. Caí de nuevo al precipicio. Sólo escucho mi propia respiración. Ni siquiera sé si podré encontrar algún rincón para refugiarme del frío que me rodea, de la oscuridad que me oprime el corazón. Se me han roto las alas con las que volaba al compás del viento, ¿qué haré ahora?


Duele. Duele ver que se acerca el final cuando menos te lo esperas. Duele mucho. Duelen las palabras más que cualquier arma. Me duele todo hoy. Me duele el alma y de paso también, la cabeza. Menudo asco de vida cuando las cosas se ponen feas. Hacía tiempo que no me dolía tanto el corazón, que no temblaba mi cuerpo de pánico porque no veía la salida a la sofocante situación. Me poseyó la rabia en un momento y quise desaparecer para siempre. Tal vez sea la hora de que me vaya lejos para no volver o tal vez no. Estoy jodida y cansada.
Cuando pones todo tu empeño y todas tus ganas en algo que resulta ser truncado por una minucia, te das cuenta de que las cosas no son lo que parecen. Me creí fuerte y creí fuerte algo que en verdad no lo es. Un simple comentario ha hecho zozobrar aquéllo por lo que yo aposté más fuerte que nunca y por eso duele tanto. ¡Ag! Ojalá pudiera escaparme a un sitio nuevo y olvidar todo mi pasado. Aunque quizás sea demasiado cobarde pensar de ese modo. Quizás debería encarar la situación, pero han pasado cosas que me han dejado sin fuerzas y me siento débil y creo que a la mínima todo se va a ir a la mierda y voy a quedar destrozada. Estoy hecha polvo, hacía tiempo que no me sentía tan baja de fuerzas y de ánimos. Y estoy sola en esto. No sé por qué escribo estas palabras, si nadie va a entenderme, pero es tal el dolor que siento y tal la pesadumbre que tengo que no he encontrado otra vía de escape que refugiarme en mi buhardilla y gritar en silencio todo esto. Estoy sola, hace frío y todo está oscuro esta noche. Y además, soy un hada con las alas rotas.

martes, 28 de octubre de 2008

Escondida en mi buhardilla

Llueve. Hace frío, quizá mucho y demasiado pronto, pero escondida desde mi buhardilla arropada con una manta de gruesa lana, observo la realidad que conforma lo que me rodea. No sé si me gusta o no. Mi estado de ánimo es, estos días, voluble y cambiante, como la vida misma. De allá para acá. Es curioso cómo pasa el tiempo y cómo evoluciona todo... ¿Que la lógica existe? Cada vez estoy menos convencida de ello. Hay temporadas que no creo en las casualidades y otras que, por el contrario, creo que todo se compone en base a hechos casuales enlazados por algún extraño e inexplicable vínculo. ¡Buf! Hace frío aquí arriba, tal vez debería bajar, es casi la hora de cenar. Pero no tengo hambre, pensar en estas cosas me quita el apetito. Acaba de pasar un pajarillo tardío por el tragaluz que hay en el tejado. Somos como ellos en este mundo, frágiles y vulnerables, por muy fuertes que nos creamos. Creo que esta divagación no me va a llevar a ningún sitio, pero me da igual. Mis pensamientos me piden a gritos ser liberados con más o menos frecuencia y de vez en cuando les dejo a su aire al fin cuando creo que son lo suficientemente maduros como para ser entendidos por algún humano que no sea yo, su creadora. Tal vez éste sea demasiado inconcluso o puede que no tenga ningún sentido, pero me da igual. Me he escondido en mi buhardilla porque no tenía nadie con quien hablar de esto. Me cansé de esperar y aquí estoy de nuevo, divagando por mi mente porque me apetece hacerlo. Tuve un día complicado hoy. ¿A quién le gusta que le engañen cuando va de legal? Creo que a nadie. Hoy me sentí engañada y me vengué por ello. ¿Soy demasiado cruel o estoy siendo justa? No lo sé, quizás tomé la decisión más cómoda y fácil. Lo hecho, hecho está. Y si pagan justos por pecadores, los justos sabrán lo que tienen que hacer dado el cambio que les ha sido impuesto. Y más tarde, en la soledad de mi flexo, me sentí despachada y compartida, cuando únicamente buscaba un momento tierno e íntimo. Me voy a cenar, esta vez en compañía, aunque muchas veces es como cenar con desconocidos. Así es como veo las cosas. Enmarañadas. Pero me siento curiosa, y quiero zarcear por aquella maraña e ir descubriendo qué es lo que esconde mi destino, sea lo que sea, aunque mis decisiones y situaciones traigan consecuencias indeseadas. Eso es lo que hay. Puede que sea una inconsciente con todo esto que pienso, pero es que me da igual. Sólo me apetece estar cómoda y feliz dentro de mis posibilidades. ¡Oh! Comienza a nevar... Bienvenido, frío otoño, como siempre logras sorprenderme... Mañana saldré al jardín de mi mente y haré un bello muñeco de nieve.

lunes, 27 de octubre de 2008

Atrapada

Atrapada dentro de este cuerpo, presa de la barrera física que me constituye. Ojalá pudiera escaparme de él y dejar este templo que me retiene. Sin peso, sin miembros, sin dolor... siendo sólo espíritu o ni siquiera eso, algo impalpable e invisible a los ojos. Que no se puede tocar. Y flotar en mi universo libremente, sin necesidad de descansar o comer o sentirme acomplejada o sufrir por los problemas que nos pone la vida... Ojalá pudiera escaparme de aquí dentro, estoy como enjaulada en un recinto de barrotes irrompibles. Sólo desearía salir y sentirme libre al fin.

domingo, 26 de octubre de 2008

¿Fragmentos?


Momentos... efímeros... eternos... irrepetibles... Hoy no sé qué decir, me he quedado muda otro día más... Todo está lleno de contradicciones... Alegría... Dolor... ¿Destino?... Tal vez... Mañana y ayer... La vida... La muerte... Amor... Odio... Venganza... Amistad... Torbellino... Felicidad... Enamorarse... Desencanto... Poesía... ¿Cómo enlazar todo esto? Es demasiado ambiguo y complejo como para expresarlo... Perdida... En el infinito de mi mente...


Algo claro... ¿Sí?... Sí, en lo más profundo, ahí escondidito... Hey... Es verdad... Está ahí... Dentro del dolor... ¿Una salida?... Siempre la hay... Mmm... Quizás... Gente, mi gente... ¿Estáis ahí?... Sí, eso parece... Todo es demasiado complejo hoy... No sé enlazar las ideas... Silencio... Necesito gritar... ¿Javi?... Sí, estás ahí... Lo tengo claro, al menos esto sí... Te quiero...


Lo siento... Ya sé que duele... No es justo... Puta vida... Única oportunidad... El tiempo vuela... A 3 metros bajo tierra... ¡Socorro!... No, no estoy para nada cuerda... Saludos...

viernes, 24 de octubre de 2008

Una única oportunidad

Venía esta fría mañana de octubre en el autobús medio adormilada cuando, al abrir ojos, me di cuenta del precioso paisaje otoñal por el que discurría la carretera. Me encanta el campo en otoño, parece como pintado por un loco artista que ha ido dando pinceladas aquí y allá con intensos rojos, marrones, vívidos amarillos y verdes... Qué preciosidad y qué bello regalo. Puede que parezca una tontería, pero para mí es un auténtico deleite sensitivo poder disfrutar de los parajes en estos meses previos al invierno. Y me diréis que menuda bobada, pero es que pienso que cada día debe ser considerado como un auténtico privilegio que se nos es ofrecido, porque tal vez mañana ya no estemos aquí.
Ayer visitaba con mis amigos a otro colega que ha sido intervenido de un tumor cerebral. Todo había salido bien, menos mal. Pero, viéndole allí, rapadito, con el feo pijama de hospital y una herida cubierta por un blanco vendaje, me paré a pensar lo frágil que es la vida del ser humano... hoy aquí y mañana tal vez a tres metros bajo tierra. Me indigna pensar que muchísimos días de nuestra vida los pasamos quejándonos y penando por problemas que realmente no tienen tal importancia. Qué inútiles, los humanos. Y la primera yo. Ojalá fuéramos conscientes de esto más a menudo y nos parásemos a pensar que cada día es único e irrepetible, que nos planteásemos la vida de otra manera, la forma de encarar los problemas con el mayor positivismo posible por muy cafres que sean. Joder, yo quiero vivir cada día como si fuera el último de mis días. Disfrutar de un paisaje y de un yogur de fresa. De un café después de comer con mis amigos y de ver una peli con mi madre después de cenar las dos juntas en el salón. De ir a dar clase a mis alumnos y disfrutar de un beso de mi novio. Disfrutar de todo, sea como sea. La primera que peca de ser negativa soy yo, pero están sucediendo cosas últimamente que han sido como bofetadas en plan 'Espabílate y deja de arrastrarte' o 'Spread your wings and fly away'. Siempre habrá malas rachas, pero todo depende de cómo se mire... Sólo tenemos esta oportunidad, ¿vamos a desperdiciarla? No sé vosotros, pero yo no.

lunes, 20 de octubre de 2008

Palabras con mi Vida

'¿Qué haces aquí? ¿Qué pretendes?', me dijo con altivez mi Vida.
'No lo sé.', dije, asustada, 'pero quiero vivirte, Vida. Ya sea que lo que me depares sea dolor o el peor de los sufrimientos, no quiero irme de aquí sin haberlo intentado. Siempre hay cosas buenas, por pequeñas que sean, aunque todo lo que me rodee ahora tenga un triste tono grisáceo.'
'No sé, no me convence tu actitud ni tampoco tus palabras. Cometes demasiados errores, intentas rendirte enseguida, no haces otra cosa que esconderte y encerrarte en ti misma. ¿Es acaso eso querer disfrutarme?'
'Ya lo sé, ya, lo tengo presente, Vida; pero estoy aprendiendo, o al menos lo intento' le dije, con un poco más de valor, 'estoy luchando por conseguir mis metas, por realizar mis sueños. He descubierto el amor verdadero, casi osaría decirte que es el amor de mi vida, y eso, ya lo sabes, Vida, me hizo renacer hace meses cuando estaba casi muerta, ¡prácticamente perdida! Y ahora lucho por lograr llegar a ser buena en mi nuevo trabajo y darme a los demás por encima de mis propios intereses, aunque sea de lo más difícil que me encuentre en tu camino. Anhelo proteger a los míos a capa y espada dentro de mis posibilidades. Sabes que, muy en el fondo de mi corazón, se esconde una guerrera valiente, aunque no esté del todo curada de antiguas heridas...'
'Bueno, puede que esté un poco más convencida; pero sabe que no te voy a dar muchos respiros, no te lo voy a poner en absoluto fácil.'
'Lo suponía, lo sabía desde hace tiempo, Vida. Sé que sólo me vas a dar una oportunidad, sólo tengo ésta, y, por muchas veces que caiga, me levantaré con o sin ayuda. Sábelo, Vida, voy a disfrutarte, ya sea que vengan penas o alegrías, voy a vivirte, a paladear cada día el placer de sentirme viva.'

domingo, 19 de octubre de 2008

No sé escribir

No sé escribir. Mis dedos se deslizan por el teclado mientras yo, inconsciente de ello, pienso en ti. Y en todo lo que me has dado. Pienso en nosotros, y mis dedos siguen bailando entre las letras, y egoístamente pienso en mí. No me gusta el día de hoy. Me he levantado triste y no sé por qué. Tal vez sea porque te vas una semana más y me quedo aquí sola, o tal vez sea porque no me gusta la vida que llevo sabiendo que podría haber sido mucho mejor. No sé explicar hoy lo que me pasa, pero la angustia me oprime el pecho y mis lágrimas luchan por bajar la ladera de mis mejillas hasta precipitarse al vacío. Mi perro viene a verme, parece que oliera mi tristeza e intentara animarme lamiéndome la mano. Qué vida esta, tan compleja. Me agobia la vida y a la vez me apetece vivirla. Estoy loca, sí, totalmente. Me encuentro en un torbellino de sentimientos que me lleva de allá para acá sin ningún tipo de sentido ni lógica. Pienso en ti, pienso en mí, pienso en nosotros y en mi vida y mis dedos siguen su danza, a veces sin darles tiempo a teclear tan rápido, porque mi mente está tan revuelta que no doy a basto para poder explicarlo con meras palabras. Por eso, hoy, no sé escribir.

viernes, 10 de octubre de 2008

No voy a rendirme

Hay dolores en la vida que son tremendamente fuertes. Para mí, en este día, el más doloroso de ellos es el del corazón. Cuando está en tus manos la opción de rendirte o la opción de luchar; la opción de esconderte o la opción de sacar la espada de la valentía y afrontar con valor lo que se avecina, por mucho que duela; la opción de suplicar y dejar de lado el amor propio porque lo que más te importa no eres tú mismo o la opción de poner la coraza del orgullo y que te resbale todo lo demás. No es para mí factible la opción de rendirse, no, aunque duela, aunque me provoque las lágrimas más amargas esperarte, aunque me cierres la puerta y me dejes en la calle. Desde aquí le grito al mundo que NO VOY A RENDIRME. Te elegí y me elegiste, nos prendimos el uno del otro y pusimos nuestros corazones el uno en la mano del otro. No voy a rendirme. Porque me haces feliz por muchos problemas que tenga en la vida y porque, aunque no puedes solucionarlos y a veces no me entiendas, estás ahí, a mi ladito y no me dejas sola, aunque te enfades porque soy cobarde y me escondo para que no me duela. No voy a rendirme. Porque aportas esa brisa fresca que mi oscuro corazón necesita para respirar, porque me has devuelto la vida, porque me has enseñado lo que es amar por encima del sufrimiento, porque contigo me siento completa. No voy a rendirme. Y si hace falta recorreré tierras y océanos para ir a buscarte si me necesitas; y porque si me lo pides, subo al cielo y te doy la luna si es lo que quieres. Pero sabe, amor mío, que no voy a rendirme. Aunque no me queden fuerzas y tenga que arrastrarme para sacar del fango la situación que intenta hundirnos a los dos y separarnos para siempre. No voy a rendirme. Ya sea que soplen los más rabiosos vientos de discordia y confusión, de agobio y de desolación, pero no, no quiero, aún me sobran fuerzas por muchas heridas que tenga, no voy a rendirme. Porque te amo por encima de la más alta estrella, porque aunque seamos diferentes tú aportas a mi vida un luz cálida y tenue que me hace seguir hacia delante y me guía cuando estoy perdida. No, mi cielo, no, que se te quite de la cabeza que por muchos miedos que tenga y porque aún me duela y haga daño el pasado, no voy a rendirme. Tú eres todo lo que me importa. Tú eres lo más preciado que poseo. Tú eres lo mejor que me ha pasado en lo que llevo de vida, tú, ¿entiendes? tú y nadie más. Por eso, por todas estas cosas y todas las que no escriba en este texto, por ti, porque te amo, lo repito, sí, TE AMO, porque sin ti nada tendría sentido; por todas estas cosas, desde aquí proclamo que no voy a rendirme. Salga el sol por donde quiera, tengo claro lo que quiero, que eres tú y tengo claro lo que voy a hacer y lo repito por enésima vez: no voy a rendirme.


jueves, 9 de octubre de 2008

¿Inesperado adiós?

"Aparece joven de 27 años estrangulada en un callejón cercano a Main St." decía el periódico local aquella mañana de diciembre...


[Unas horas antes]

'No puede ser', se dice Stephanie a sí misma, 'he vuelto a caer.' Un mechón de pelo cae sobre su cara, 'Pensé que lo había conseguido', y cabizbaja se tira al frío suelo de su cuarto dirigiendo al techo una mirada perdida. Meses antes Stephanie Clayton había salido de una terrible época de depresiones y ansiedad provocadas por su ruptura con Cole. Con el paso del tiempo había vuelto a ser la chica alegre y risueña que era antes de que todo sucediera. Sin embargo, hacía unas semanas que las pesadillas habían vuelto y la noche volvió a ser la carcelera que le entregaba a esos fatales sueños de los que despertaba con la nuca empapada en sudor en medio de la noche. Lo peor de todo, es que no sabía por qué podría estar ocurriendo de nuevo. ¿Tal vez el nuevo trabajo en un sitio en el que estaba totalmente sola? Tal vez. El puesto que le habían asignado era de demasiada responsabilidad y se había agobiado muchísimo en apenas dos semanas: sentía su espalda rígida y las ganas de llorar eran cada vez más frecuentes, irritabilidad continua y ganas constantes de huir para siempre. Steph era una chica valiente, solía afrontar con aplomo lo que se le venía encima, pero el hecho de no contar con nadie para poder hablar un poco de sus pensamientos más oscuros le estaba haciendo mella. Poco tiempo atrás había conocido a John, un tío bastante majo pero con formas de pensar bastantes diferentes a las suyas. Intentaba hablar con él de esto en ocasiones, pero la conexión entre ámbos se perdía y la cosa no acababa bien. Ella no quería que la historia acabase y por eso decidió no hablar con John de estas cosas. Se quedó tumbada en el suelo durante unas horas. Esa noche, una como cualquier otra, Stephanie salió a dar un paseo por la ciudad. Sabía que era arriesgado, pero la casa se le caía encima. Llevaba toda la tarde preparando el trabajo del día siguiente y había sufrido un leve ataque de ansiedad y hacía meses que no los sufría. Esto la dejó agotada, no sabía cómo ni por qué otra vez la perseguían los viejos fantasmas. Ese mismo día por la mañana se despertó recordando lo que había soñado... 'No puede ser', se dijo Stephanie a sí misma, '¿por qué otra vez?'. Por todo esto, necesitaba un poco de aire fresco y salió a dar una vuelta. Hacía frío, acababa de llegar el invierno y aquella ciudad parecía tener instalada una factoría del frío. Cuando había caminado unos minutos, sintió que la observaban. Siguió caminando, no le importó si la seguían o no, decidió, 'Que sea lo que tenga que ser'. Al momento unas manos fuertes y huesudas se hicieron con ella y la arrastraron a un rincón de una oscura calleja. No pudo verle la cara, sólo percibió el olor a sudor atrasado y a naftalina. Aquellas manos le oprimían el cuello, poco a poco se fue quedando sin aire... Lo último que pudo pensar fue que tal vez era un poco pronto para aquel inesperado final, pero se dejó morir y descansó tranquila. Siempre supo que moriría joven y, por cínico que pueda sonar, ella pensó que la ocasión le venía que ni pintada.


martes, 7 de octubre de 2008

Ilusiones perdidas

¿Quién no se ha ilusionado alguna vez? Todo el mundo ha experimentado lo que provoca ilusionarse con algo. Cuando somos pequeños, nos ilusiona que vengan los Reyes Magos y estamos completamente alborotados la víspera porque nos traerán exquisitos regalos que tanto ansiamos. Lo malo es que a las dos semanas, ya se nos ha pasado el efecto "subidón" y ni nos acordamos de aquel estupendo regalo que nos trajeron por navidad. Y así en todas las épocas de la vida y así también en el amor. Cuando empezamos con una persona casi no podemos ni comer, ¡ay el amor!, nos quita el sueño y las ganas de estar y compartir el tiempo con nuestr@ enamorad@ son continuas e incesantes. Lo malo, nuevamente, es cuando esta ilusión se pasa. Cuando nos acostumbramos al amor y nos relajamos y ya no ponemos toda la carne en el asador. Y esto pasa, siempre pasa. Al principio nos desvivimos por demostrarle a la otra persona lo especial que es, lo mucho que nos ilusiona comenzar algo nuevo con ella, lo damos todo a cambio de nada... pero el tiempo pasa y nos vamos acostumbrando, y damos por hecho que ya no es necesario demostrar aquellas cosas que hacían sentir a nuestra pareja especial porque nos hemos acostumbrado. Para mí esto es un craso error, pienso que las relaciones hay que cuidarlas y mimarlas desde un principio hasta el final, ya que si esto no ocurre el final llegará porque una de las dos partes no puede tirar sola del carro, al fin y al cabo las relaciones son cosa de dos.

No entiendo por qué la gente pierde la ilusión, por qué se relaja, por qué da las cosas por hecho y se acomoda egoístamente. No lo entiendo. Ya me pasó una vez, mi pareja perdió la ilusión y dejó de luchar y la relación se mantuvo hasta que yo, agotada, tuve que rendirme. Las consecuencias fueron terribles, aún me duele el corazón en ocasiones. Me han quedado grandes cicatrices y miedos que arrastro y que no me dejan disfrutar de mi situación actual; aunque, ay, últimamente veo en mi relación actual trazas similares a lo que ya viví y se me estremece el corazón del miedo. Otra vez no, por favor. Y lo que más me duele, es que lo veo y se lo digo a la persona en cuestión y parece entenderme, pero las cosas siguen igual y nada cambia. Lo único que me queda entonces es pensar que si tiene que acabar, no será porque no vi lo que se venía encima y no se podrá decir que no luché, porque si algo hago en general en mi vida, es ser valiente y luchar por lo que me importa hasta que no pueda más, tenga las consecuencias que tenga. No quiero perder la ilusión. No perdáis la ilusión, es bonito moverse en la vida a través de lindas ilusiones que dejan buen sabor de boca, que te hacen flotar por encima de la realidad y te suben a un nivel desde donde las cosas se perciben de otro modo, con optimismo, con valentía, con ganas de ser feliz y disfrutar cada momento de la vida. Y vale, es cierto que si la cosa no sale bien, sea lo que sea, un trabajo, una relación amorosa, una amistad, un ordenador nuevo... el batacazo puede ser considerable, pero estuvo genial mientras duró y eso ahora mismo es lo que a mí me vale, que el hecho de encontrarme con algo que me hacía sonreír o que era algo que deseaba tener provoca una sensación de plenitud muy agradable y más o menos duradera según de lo que se trate. Por eso os animo a no perder la facultad de ilusionarse, no perdáis la inocencia de cuando somos niños de ilusionarse con pasión por pequeña que sea la historia... hacedme ese favor, luchad. Si alguien sabe por qué tenemos la sucia tendencia a relajarnos y empezar a pasar de las cosas una vez las poseemos que me lo diga, porque es algo que últimamente me inquieta.