jueves, 8 de enero de 2009

Un candil, por favor

Perdida. Atrapada en el recorrido de un muro infinito que me rodea, busco la brecha que me proporcione el acceso a la luz. Sin rumbo, trastabillando en cada paso sin nadie que me indique el camino. No sé cómo escapar, esta fortaleza me rodea. No hay nadie en la aldea que estas murallas encierran y cada vez me desespero más. Me pregunto si seré capaz de encontrar la salida a esta aparente espiral que me consume. Me pregunto si encontraré algún día el camino. Estoy cansada porque desde hace un tiempo, ya demasiado largo, busco el camino que me guíe a mi destino. No sé por dónde ir porque todo es desconcertante: un día es para allá y al siguiente el sentido es el opuesto. Estoy cansada de escribir metáforas sobre mi vida y no saber con certeza hacia dónde me dirijo. Ni quesos ni ranas me ayudan.
Encontré la luz de una estrella, es la estrella del atardecer, pero, ¿qué pasará si su luz se esfuma? Titila en un lejano horizonte y a veces parece que su luz va a extinguirse para siempre y me da tanto miedo, tanto tanto miedo... ¿Dónde está mi camino? ¿Hacia dónde apunta mi destino? Sólo percibo neblina a mi alrededor a parte del muro musgoso cuya trayectoria mis frías manos persiguen ansiando la puerta que me guíe a la salida. Todo esto es inconcluso, lo sé, y mi corazón es como un recipiente de barro con grietas que al poco de llenarse se vacía. Es doloroso el vacío, el no sentir nada, más aún cuando aquellos que te perciben en la oscuridad te tienden la mano y no atinas a agarrarla para que te saquen de tu ceguera. Es doloroso, sí, mucho. Porque te sientes egoísta y poco luchadora cuando esto pasa, porque lo intentas... pero tus intentos son infructuosos. Por favor, que alguien me regale un farol con suficiente aceite para guiarme y que no se consuma dejándome a oscuras de nuevo en medio del camino, y también, ya puestos a pedir, una buena brújula que me indique dónde está el norte en esta vieja fortaleza de donde no tengo otro objetivo que mi corazón me indique para escapar. Sé que mi nueva trayectoria está muy muy cerca, sólo necesito que alguien o algo o lo que sea me ayude a encontrarla. Mi trayectoria, mi nueva vida. Siempre reteniendo lo bueno y desechando lo malo del pasado aunque habiendo aprendido de los errores pasados cometidos. Sé que está ahí. Lo sé. Ahora mi pregunta es, ya sin paciencia alguna, ¿la encontraré algún día?


3 comentarios:

Fertxu dijo...

Hermanita, nunca hay suficiente luz cuando se busca. Nunca hay un solo norte cuando estamos perdidos ni un solo camino cuando no sabemos dónde ir. A veces la única forma que tenemos de ver es cerrando los ojos. Eres tú el candil que te falta, es tu corazón la mejor brújula. Cuando aprendas a ver a oscuras entenderás que todos los caminos señalan al norte, solo hay que pisarlos con fuerza. Un besito cariño.

Tristán dijo...

Sé que quizás esto no te diga mucho, pero en muchas ocasiones nos obcecamos en encontrar esa luz fuera de nosotros; en algo, en alguien... Queremos que el camino se muestre ante nosotros. Pero Fertxu tiene razón: muchas veces la única forma de ver es cerrando los ojos. Cerrándolos y buscando dentro de nosotros mismos esa luz, esa guía que nos indique por dónde continuar...
Seguro que pronto veremos esa luz reflejada en tus ojos.
Un besito.

Recuerdos desde mi Buhardilla.

Palma dijo...

Teníais razón, chicos. Gracias por echarme una mano, en serio. ^^