Atrapada en los caminos de un reino olvidado, creí distinguir el sendero que me guiaría al lugar correcto. Me sentía tan viva y en verdad estaba tan vacía... Vagaba por bosques que creía bellos y en verdad eran lúgubres y tenebrosos, llenos de oscuridad. Y creía volar alto, rozando con mi cabello las estrellas y resulta que en realidad tan sólo reptaba, arrastrándome por la tierra, llenándome del polvo del camino. Sólo soñaba: mis visiones no se ceñían a la realidad que me rodeaba y entonces al darme cuenta de ello, quise escapar de la manera más cobarde: desapareciendo para siempre. Pero me sujetaron con bellas y hermosas palabras. Y decidí quedarme un tiempo más. Al rato, casi me convencen para volver a quedarme sola, pero entonces supe que no quería escuchar esas hirientes palabras y como una avestruz introduje la cabeza bajo tierra y me tapé los oídos. No me quiero quedar sola aunque piense continuamente en escapar. Es todo tan contradictorio, tan difícil, tan oscuro... ¿Por qué? ¿Por qué si tan sólo busco un momento dulce lleno de ternura y felicidad? Y decidí de nuevo intentar levantarme, sintiendo que todo mi mundo pendía de un fino hilo de seda, que al mínimo brusco movimiento se esfumaría todo... Pero decidí levantarme, pidiendo perdón a todos aquéllos que herí con mi intento de huida, con mis lágrimas amargas, con mi inmensa cobardía... Les dije que lo sentía, tal vez no con palabras, pero sí con la más sincera de mis sonrisas y creo que entonces me creyeron; pero, me pregunto ¿seguirán creyéndome ahora? Sospechaba que me quedaría sola algún día, tal vez llegue a ser así en algún momento del camino, aunque más vacío que el que llegaba a sentir por aquel extraño paraje dudo que pueda sentirlo de nuevo alguna vez.

2 comentarios:
Me alegro de a verte encontrado, increíbles las memorias me han sorprendido. Ojala nos veamos pronto. No dejes de sonreír. Sandra.
Gracias, Sandra. :)
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