El agua golpea los cristales de mi ventana. Lloran mis ojos al compás del cielo porque mi luz se está extinguiendo. Rememoro tiempos pasados en los que todo fue mejor y se me encoge el corazón de rabia porque esos momentos se han perdido. No sé qué va a pasar. Hace mucho frío esta noche en mi buhardilla. Los que estaban cerca de mí, se han alejado y aunque intento volver a acercarme a ellos, a veces no me veo con fuerzas para conseguirlo. Tengo el alma dolorida, ojalá se me quedara dormida y me sintiera flotar en mi universo. Confío en que las cosas mejoren a partir de ahora, aunque no tengo ni idea de por dónde empezar, creo que aún me queda algo de fe y algo de esperanza. Aunque nadie cuide de mí, me he dado cuenta de que debo cuidarme a mí misma, porque me tengo un tanto abandonada. Sigue lloviendo y mi mente no encuentra la paz que añora. Esta indecisión me hace sentir sumamente impotente porque no sé qué puedo hacer. Lloran mis ojos al compás de cielo y anhelan un rayo de luz que me llene de calor para dejar de tener frío. Busco mi luz interna, sin nadie que me ayude. Quiero volver a brillar con luz propia y aunque ahora me vea tan débil y desorientada, confío en que la encontraré algún día no demasiado lejano. Quiero volver a brillar, quiero volver a sentirme bella. Quiero que mis ojos lloren como lo hace el cielo esta tarde, pero de alegría y no como hoy de pena.
