
Llevo días dándole vueltas a esto de los besos (en la boca)... ¿Qué tiene el beso que lo hace algo tan íntimo y excitante? ¿Es el jugueteo de dos lenguas lo que despierta nuestras sensaciones más internas o tal vez respirar y beber del aliento de la persona a quien besamos?
El beso, húmedo y a la vez sumamente cálido, la lucha compenetrada de las lenguas, el sutil roce de dos caras, la suavidad de una mano que acaricia tu nuca. No sé qué es exactamente lo que tiene que lo hace mágico, especialmente si se lo entregas a la persona que amas; es entonces cuando se convierte en algo (casi) espiritual. Tanto es así, que cuando dos amantes se besan, pierden la noción del tiempo y del espacio y se entregan al beso; y es en ese momento cuando comienza una danza en sus bocas que se traslada a su ser más profundo. Y hasta cuesta despegarse para regresar a un mundo en el que el contacto físico para demostrar cariño (o cualquier otro tipo de sentimiento positivo) está en peligro de extinción.
Hay besos, incluso, que devuelven la vida, de esos besos de príncipe azul, besos que te sacan de un largo letargo, besos que curan... Y pienso, sinceramente ( y llamadme romántica si os place), que no es cosa de cuentos exclusivamente, pienso que realmente los besos pueden ser la cura para una herida en el alma...
El beso entre dos personas que se aman es otra forma de comunicación, es el lenguaje de las almas. Hay besos extremadamente dulces y tiernos que expresan un cariño suave y tenue, casi adormecedor; y hay otros besos de lo más salvaje que muestran un deseo por la otra persona irrefrenable, muestran las ansias de poseer y devorar a quien se besa.
¿Qué tiene el beso que lo hace tan irresistible y cautivador, que provoca síndrome de abstinencia, que una vez que se prueban no se puede vivir sin ellos?

Un beso, lectores, ¡pero en la mejilla! ;)