lunes, 26 de marzo de 2012

Sí, me gustas.

Me gustas. Me gusta tu risa, tu manera de mirarme. Y tus pestañas. Me gusta tu boca, tus besos, dulces como azúcar de caña, de ése natural que no empalaga. Me gusta el tacto de tus manos, tu respirar tranquilo cuando duermes a mi lado. Me gusta que me tomes la mano mientras descansamos, eso significa que también me quieres cuando duermes, o cuando sueñas. Me gusta tu voz y me gusta cuando, feliz, canturreas mis canciones. Me gusta que me escuches cantar y que sonrías, complacido por mi felicidad del momento. Me gusta que me ayudes, que me escuches, que me recojas cuando me rompo en piezas. Y me recompones con tu ternura y con tu fuerte abrazo, como una balsa de aceite. Me gusta cuando me miras y yo me hago la distraída. Me gusta cuando me tocas, cuando me acaricias, cuando juegas con mi pelo. Me gusta cuando ríes porque río, o porque simplemente sonrío. Me gusta cuando te ríes de mis tonterías de niña pequeña. Y me gusta cuando disfrutas viendo que se me iluminan los ojos con un huevo de chocolate o con unos dibujos animados. Me gusta cuando te acercas buscando un beso porque sí, porque me quieres, porque te apetece. Me gusta. Me gustas todo tú, cada cosa que te hace tú, cada cosa que forma parte de ti. Me gustas, me gustas tú.