martes, 14 de abril de 2009

Ya me despido...

Y ahí está. A la vuelta de la esquina: el momento de mi partida. Puede que suene paradójico con todas las ganas de volar que tengo, pero me embriaga un dulzón sentimiento de nostalgia que me quita un poco el anhelo de marchar. Sé que lo tengo que hacer, que es la oportunidad de mi vida, ¡mi gran deseo va a cumplirse!, pero aún así, es duro despegarte de tu sitio para ir a otro en el que tienes que empezar de cero tú solo, y más de una manera tan inesperada y temprana. Pero lo conseguiré. Eso sí, espero el apoyo de aquéllos a quienes verdaderamente importo, porque llevo unos días en los que me siento un poco sola... no sé, todo esto es tan... extraño. No puedo explicarme; imagino que las personas que ya hayan dado el paso definitivo de irse para no volver y empezar una nueva vida habrán sentido algo parecido. Pero quería dejarlo aquí plasmado: me va a doler mucho dejar todo lo que tengo ahora mismo atrás; a toda mi gente, mis amigos (vosotros sabéis quiénes sois realmente), mi familia, mi barrio, el "pipol", las montañas... ¡ay mis montañas!... ¡qué de cosas voy a echar tantísimo de menos! Sólo espero que la vida me sonría y las cosas no sean demasiado difíciles allí hacia donde voy... Empieza mi viaje, y aunque espero volver periódicamente, no me queda más remedio que despedirme... Hasta pronto, vida vieja y bienvenida vida nueva...