jueves, 18 de septiembre de 2008

del Acto II, Escena II


JULIETA - ¿Cómo has entrado aquí? ¿Con qué objeto? Responde. Los muros del jardín son altos y difíciles de escalar: considera quién eres; este lugar es tu muerte si alguno de mis parientes te halla en él.

ROMEO - Con las ligeras alas de Cupido he franqueado estos muros; pues las barreras de piedra no son capaces de detener al amor: Todo lo que éste puede hacer lo osa. Tus parientes, en tal virtud, no son obstáculo para mí.

JULIETA -Si te encuentran acabarán contigo.

ROMEO - ¡Ay! Tus ojos son para mí más peligrosos que veinte espadas suyas. Dulcifica sólo tu mirada y estoy a prueba de su encono.

JULIETA - No quisiera, por cuanto hay, que ellos te vieran aquí.

ROMEO - En mi favor está el manto de la noche, que me sustrae de su vista; y con tal que me ames, poco me importa que me hallen en este sitio. Vale más que mi vida sea víctima de su odio que el que se retarde la muerte sin tu amor.

JULIETA - ¿Quién te ha guiado para llegar hasta aquí?

ROMEO - El amor, que a inquirir me impulsó el primero; él me prestó su inteligencia y yo le presté mis ojos. No entiendo de rumbos, pero, aunque estuvieses tan distante como esa extensa playa que baña el más remoto Océano, me aventuraría en pos de semejante joya.


(Romeo y Julieta, W. Shakespeare)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay veces en la vida de todo hombre en las que se decide por algo. Despues de pasar un año sin saber nada de nadie, apareció mi Julieta cuando menos m lo esperaba, y atónito, decidí esperar verla en su balcón cada día, sin importarme los obstáculos que encontrase en el jardín de su bonita morada...

Fertxu dijo...

Me encantas niña. Volví a mi cristal. Pase fuera unos días.

Francisco Santero dijo...

desde mi pequeño rincon me pongo a tus disposicion para lo que desees
sin nada mas
un saludo desde http//elrincondesnake.blogspot.com